lunes, 27 de mayo de 2013

Platón en el siglo XXI

P
latón pensaba que sólo los filósofos estaban capacitados para alcanzar el grado más alto de conocimiento, pues sólo a ellos les es dado elevarse desde el mundo sensible hasta el mundo inteligible y llegar a contemplar la idea de Bien. Es por ello que a los filósofos les corresponde dirigir la polis, pues son los sabios y, por ende, los únicos que pueden saber qué es lo que le conviene al conjunto de la sociedad. Los filósofos deben estar pues al frente del Estado y para que sus directrices lleguen a buen término han de disponer de unas fuerzas de seguridad, los guardianes, con la determinación suficiente para hacer cumplir sus leyes al grueso de la población constituida por artesanos, campesinos y comerciantes, es decir, los productores, quienes habrán de tener la suficiente templanza para dejarse gobernar por los filósofos. Y si la sociedad se organiza de este modo será justa, ya que la justicia no consiste en otra cosa sino en que cada estamento cumpla con la función que le es propia.
            La idea platónica del rey-filósofo choca con la concepción del individualismo moderno según la cual nadie gestiona mejor sus intereses que los propios afectados; sin embargo, aunque parezca increíble, ha llegado hasta nuestros días y subyace a todas las teorías paternalistas del Estado que se empeñan en mantener perennemente a los ciudadanos en la minoría de edad. Detrás de cualquier forma de totalitarismo contemporáneo está Platón, pues no se conoce ningún régimen despótico que se jacte públicamente de detentar el poder para buscar su propio beneficio; antes al contrario, todos  presumen de sacrificarse por el bien común, de salvar al pueblo del peor de sus enemigos que para los salvapatrias de turno ha sido siempre el pueblo mismo.
            Incluso en democracia podemos rastrear la herencia de Platón, pues los representantes, por más que sean elegidos por los ciudadanos, gobiernan de hecho como esos sabios de los que nos hablaba el filósofo ateniense, como si supieran mejor que los propios ciudadanos qué es lo que les conviene a éstos. Prueba de ello es el recelo que los gobiernos democráticos muestran a someter sus decisiones al consentimiento de los ciudadanos por la vía de un referéndum, hasta el punto de que mientras más importantes se consideran las leyes, más rechazo hay a que sean refrendadas mediante la votación popular. Mas el colmo de la materialización del concepto de rey-filósofo en nuestros días lo constituyen esos gobiernos de tecnócratas surgidos al socaire de la crisis que ni siquiera han sido elegidos democráticamente.
          De todo ello se puede percatar con facilidad cualquiera que haya estudiado mínimamente a los filósofos griegos, y acaso sea ésa la razón por la que el ministro Wert haya decidido que Historia de la Filosofía no debe seguir siendo una asignatura obligatoria para todas las opciones de bachillerato. Y es que, curiosamente, la mejor forma de gobernar como Platón en el siglo XXI consiste en evitar que los ciudadanos tengan, además de una instrucción técnica, una buena formación filosófica. 

8 comentarios:

  1. no useis esto q se lo acaba de inventar

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  2. el de arriba es un político

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  3. Coincido con el anonimo

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  4. menuda mierda de artículo

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  5. El de arriba seria linchado en el tribunal de la opinion publica por usar una orientacion sexual como descalificativo.

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  6. Paula rodriguez bermudez17 de noviembre de 2023, 12:39

    Este artículo no me parece apropiado

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